Eran 7 u 8 personas esperando por una mesa de un restaurante frente al cementerio de La Recoleta, aproximadamente a las 22 y 30 horas, cuando se acercó una persona en situación de calle intoxicada y les pidió fuego para prender un cigarrillo. De inmediato se acercó un efectivo de la Policía de la Ciudad y le pidió que se aparte. La persona se separó, pero luego volvió a acercarse dos veces más y a la tercera el policía fue hasta la esquina a buscar a otro compañero que parecía integrante de la fuerza de seguridad pero su uniforme era negro y no estaba identificado. Entonces empezaron a empujar a la persona. La denunciante y sus amigos le pidieron que no lo empujaran así, porque estaban haciendo un uso excesivo de la fuerza. Cuando se acercaron pudieron ver que la persona tenía el ojo lastimado y creen que fue producto de los empujones, ya que cuando anteriormente no tenia ese golpe. El oficial, que no estaba correctamente identificado, de manera prepotente les advirtió que no podían involucrarse y que no podíamos decirles cómo debían hacer su trabajo. Finalmente se llevaron a la persona intoxicada y no saben qué pasó después.